Cuando estaba chamo y llegaba el fin de semana, mi hermano mayor me llevaba a pescar. No era de esas pesca que está de moda: en lancha, en una competencia a pescar pavones. Nos montabamos en el Malibú vinotinto que hoy recuerdo con mucha nostalgia, porque ese carro era casi una piedra angular de la familia, pasamos por la panadería y nos regalaban (o al menos así creía yo que pasaba) dos panes crudos.
Panes crudos: si llegas temprano, no se han empezado a hornear los panes todavía y tenían en la bandeja algunos crudos.
Llegamos a una laguna, en el noroeste de la ciudad. Hoy, en el lecho de esa laguna hay un centro comercial, pero les juro que en ese sitio yo iba a pescar San Pedros y corropochitas pequeñas.

La Fotografía que nos lleva.
Fotografía: Saúl Zerpa
El anzuelo era una grapa y la carnada eran pedacitos del pan crudo.
Las soltaba de nuevo en la laguna porque eran muy pequeñas y, aunque no éramos quizás el ejemplo perfecto de cuidadores del ambiente, entendemos y entendíamos lo que significa eliminar la especie que va creciendo y además, eso afectaría directamente la biodiversidad en la laguna.
Reconocer nuestro entorno pasa por respetarlo de manera consciente. Si tienes la posibilidad de no dañarlo o de hacer algo por él, ¡hazlo!.
Los cuerpos de agua en Valencia son importantes no solamente para la ciudad, sino para el país entero. Conocí el Pao Cachinche trabajando para El Carabobeño; vi el río El Paito lleno de espuma química blanca; hoy al parecer hay un proyecto para rescatar el Dique de Guataparo; visité la Isla de la Culebra en el Lago de Valencia y respire el olor fétido que emanaba del agua.

La Fotografía que nos lleva.
Fotografía: Saúl Zerpa
Tengo trabajos fotográficos relacionados a cuerpos de agua de la ciudad donde vivo. Escribo todo esto porque no creo que sea el único que se siente relacionado directamente con el agua que fluye a través de la ciudad.

La Fotografía que nos lleva.
Fotografía: Saúl Zerpa
Mis fotografías no van a cambiar el mundo, pero si hago fotos de lo que pienso hoy, el entorno en donde vivo ha enviado un mensaje importante.
La bicicleta, luego de la crisis con la gasolina y la pandemia, es un vehículo que forma parte de la dinámica de la familia. Hasta nombre tienen (Lucille y Celeste). Una de las rutas que hacemos con más frecuencia son unos 30Km los fines de semana ida y vuelta. El punto de llegada es en el municipio Naguanagua hasta la urbanización La Entrada, un lugar increíble con un clima de montaña y quebradas de plástico.

La Fotografía que nos lleva.
Fotografía: Saúl Zerpa
Los ensayos fotográficos persiguen al autor toda la vida. Cuando decidí poner en pausa La Ribera, se produjo un fenómeno de atracción y entonces las riberas que tenía cerca empezaron a llegar sin yo buscarlas. De regreso en la bicicleta, la ribera que pasa por un costado de la carretera estaba llena de envases de plástico, como si el propio río intentara sacar todo ese plástico de su cauce. Las amontonó en donde se hacía más pequeño.
Según Greenpeace España, cada año se producen 500 mil millones de botellas de plástico. En Latinoamérica, el país que vierte más residuos de plástico al océano es Brasil con 3.86%. Venezuela vierte a los océanos el 0.61% de todo el plástico que contamina el mar.
Todos los ríos terminan en el mar.
Sep 11, 2022 9:54 pm
Excelente el trabajo, pero mejor todavía es tu preocupación por el medio ambiente. Con más personas como tú, el planeta sería un lugar más amable y podrían disfrutarlo las próximas generaciones