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Secuestrados ensayo fotográfico

La fotografía que nos lleva: IA

Era un tema del que no quería escribir porque abarca demasiadas aristas (políticas, económicas, sociales, artísticas), pero específicamente y cercanas a la fotografía y al arte, parece que se multiplican. Entonces haré un resumen en donde seguramente quedarán puntos por fuera.

Lo que parecía que solamente se podía ver en la pantalla de cine, hoy es una realidad: noticieros narrados por humanoides, diagnósticos médicos desarrollados por una especie de robot, algoritmos que funcionan en algunos casos en un tribunal, algoritmos que te ayudan escribir, generadores de imágenes a partir de texto.

Una de las cosas que me motivó a escribir este post fue haber vivido casi en carne propia el avance sobre este tipo de creación de imágenes y todo gracias a la fotografía.

Una colega tenía un ensayo y me dió la libertad de escribir el texto que acompaña a sus fotos. Pasen y léanlo si gustan. En la narración está incluida la generación de imágenes desde comandos de voz (no sé si esta metodología era de conocimiento público cuando lo escribí, pero al menos yo no lo sabía).

Hay herramientas que como en las películas, si no están en buenas manos, pueden hacer mucho daño. 

Luego del terremoto en Turquía surgió una línea de estafas que usaban como imagen destacada a un bombero sosteniendo a un bebé, la imagen fue generada por inteligencia artificial, rápidamente usuarios en las redes sociales se dieron cuenta que el bombero tenía seis dedos; todavía no está afinado por completo el algoritmo y no nos reconoce tal cual somos. 

Pero ojo, nuevamente: no es la herramienta. En el avance tecnológico lo que está mal, lo que sigue funcionando mal es la ética humana. Es importante recordar que con la energía nuclear, lo primero que se desarrolló fueron bombas, y luego sus posibles implementaciones en la salud y en el desarrollo de energía.

Creamos internet para comunicarnos y se convirtió en algo tan grande que buscamos que sea un Derecho Humano. Podría pasar lo mismo con la IA, nos va a superar y seremos víctimas de nuestra propia creación.

Para entender la ética relacionada a la tecnología o al menos dar el primer paso recomiendo «Ética para Máquinas», un libro que se disfruta mucho en físico.

Destruimos con mucha facilidad cuando queremos controlar algo, deformamos nuestro entorno si no observemos; en nuestro afán de desarrollo hemos modificado todo el ecosistema, así está pasando justo ahora con nuestro sistema interno de pensamiento, sentimos necesidad de introspección, pero al no comprender lo grande que somos en nuestra esencia, corremos el riesgo de alterarla de forma destructiva.

Ayer en una charla con Rodrigo Benavides quedé enganchado de la cámara que mostró de última tecnología: cuatro trozos de madera sostenidos con ganchos que formaban evidentemente un cuadrado para ir componiendo. 

Sin cámara, sin píxeles, sin otro procesador que no sea el cerebro; con los sensores más avanzados, con nuestro nervio óptico funcionando ¿Acaso hace falta otra cosa para hacer fotografía? Es nuestro pensamiento y nuestra forma de observar lo que debemos desarrollar y nada más.

Aceptar los avances de la tecnología con ética es un acto de evidente responsabilidad. Lightroom tiene un complemento llamado Luminar, usa IA y es uno de los más complejos; la función en líneas generales es hacer que los procesos verdaderamente complejos (capas, fuentes de iluminación, máscaras) sean más digeribles. Esto entra en espectro de avance en cuanto a la edición técnica de una imagen, pero -y siempre un pero- si no pensaste la imagen antes, si la causalidad te sorprende en medio de la nada sin un objetivo planteado, por más aspectos técnicos buenos que tenga la foto, esa imagen no dirá absolutamente nada.

No veo a la fotografía como expresión artística. La asimilo como un lenguaje y es, a través de ese lenguaje, que hacemos el intento de crear obras de arte. En su mayor concepción, es considerado arte las creaciones que despiertan emociones en el espectador, y si esas emociones son el resultado de procesos bioquímicos, entonces las probabilidades de ser emuladas por inteligencia artificial son mayores.

En medio de tanta tecnología, los procesos artesanales parecen tener más protagonismo. Fotografía alternativa, antiotipia, clorotipia y todo aquellos que sean procesados a mano limpia, -claro está pasando por la fotografía en película – cobrarán mayor valor y hasta esto tiene su excepción. Un claro ejemplo es lo que hace la cámara instantánea Fuji Instax Mini y la implementación, que como cualquier proceso instantáneo se queda en eso: en la superficie, en lo superfluo de una imagen que juega a decir la verdad que no puede contar.