Cuando viajas preparas cosas. Qué vas a comer, dónde vas a dormir, qué vas a conocer o si ya has estado antes, llevas como equipaje un poco o mucha ansiedad y expectativa por lo que pueda pasar.
El destino: Caracas, específicamente El Archivo.
Ya la fotografía nos marcó el camino a este lugar, que se desborda siempre en buenas noticias. Acá está el primer viaje.
Llegamos, como siempre, temprano porque rodar en la ARC de Valencia a Caracas es mejor de día. Llegar temprano es, definitivamente, ver las cosas dos veces y queda chance para compartir.
La imagen conecta a las personas, funciona como un puente, abre sus brazos, te da la mano y vas transitando un camino lleno de emociones. La imagen confirmó la conectividad de un grupo que trabajó seis meses en la creación de. . .
Busqué en mis recuerdos. Los traje a través de los dibujos hablados que Rafael Delgado -con dedicación- iba desarrollando semana a semana. Edité autorretratos, digitalicé documentos, compaginé a través de un software especializado, imprimí, cosí, abrí cables, con mis propias manos, creé la maqueta de un libro de artista; que no imaginé ni en mis mejores sueños que podía existir.
Confirmé, una vez más, que la creación es un acto divino, pero sobre todo me convencí que la obra existe en el espacio infinito de la imaginación y en el espacio físico limitado, y si es a través de nosotros que puede existir en dos universos tan diferentes, entonces somos un enlace perfecto del universo.
No hay dos días iguales. Dos bocanadas de aire. Dos pensamientos, todo va cambiando y vibrando de manera diferente. Aceptar que cada proceso tiene su ritmo es entender que fluimos en la vida montados en los azares de la memoria.
Gracias a todo el equipo de El Archivo, a Luis, Santiago y a todos mis compañeros.
¡Nos veremos pronto!